Hoy te invitamos, amigo,
a gozar dicha eternal
si nos desprecias, te digo:
mañana tarde será.
¡Decídete, decídete!
la puerta se cerrarán.
¡Decídete, decídete!
aun abiertas está.
Mira, la hora ya viene
cuando queras aceptar
muy triste y muy lamentable
será mirarte llorar.
Alza tus ojos y mira
la dadiva de Jesús.
Pide con toda tu alma
agua de vida y salud.
En las moradas del cielo
dos puertas se han de encontrar
una para vida eterna
y otra para el juicio final.