¡Gloria a Dios!, porque su gracia
en nosotros abundó,
y su fiel misericordia
en nosotros se mostró.
¡Gloria a Dios!, porque no mira
nuestra vieja iniquidad;
mas bondadoso nos reviste
de justicia y santidad.
¡Gloria a Dios!, que de fe pura
hinche nuestro corazón,
y del hijo que ama tanto
nos concede el sumo don.
¡Gloria a Dios!, que aquí nos une
en perfecta y dulce paz,
por su diestra protegidos,
alumbrados por su faz.
¡Gloria a Dios!, a quien complace
recibir nuestra oración;
nuestros cantos de alabanza,
nuestra pura adoración.
¡Gloria a Dios!, que en abundancia
sus bendiciones nos da;
y si esto es en la tierra
en los cielos, ¿qué será?