Miré con ansia en derredor,
mar tempestuoso, negro, vi;
mas vino son consolador;
Jesús me dijo: “ven a mí”.
Me dijo: "yo te salvaré,
si crees que yo te redimí".
¡cuán dulce fiar en Cristo fue!
Cuando él me dijo: "ven a mí"
"Ven porque todo morirá.
No puedes más quedarte aquí;
tu patria, el cielo, arriba está,
yo soy la puerta, ven a mí".
Tu voz, Jesús, de tierno amor,
me lleva siempre en pos de ti;
olvido penas y dolor,
pues tú me dices: "ven a mí".