Allí, en la cruz, mi Jesús murió;
allí mi horrible maldad pagó;
allí el remedio se aplicó
a mi corazón.
¡Gloria en las alturas!
¡Gloria en las alturas!
Yo soy lavado de mi maldad,
¡gloria a mi Jesús!.
Tan grandemente salvado soy,
y con Jesús a los cielos voy,
a su gran nombre alabanzas doy
de mi corazón.
Glorioso el nombre de mi Jesús.
¡Qué sufrimientos pasó en la cruz!
A él le veré en refulgente luz,
¡dichoso corazón!