Cual nocturno y dulce son
que en el monte suena
del que busca con amor
su perdido bien,
siempre viene desde allá
donde Cristo reina
voz que dice con afán:
cara oveja, ven.
Ven tras mí, siguiendo mis pisadas;
del redil la puerta franca está.
Oye, pues, la voz del que te llama;
ven a él y el cielo gozarás.
Tú que vas errante hoy
lejos del rebaño,
tras un mundo engañador
do te perderás
del pastor amante y fiel,
¿no oyes el reclamo?
Deja ya tu mal hacer
y feliz serás.
El demonio tentador
se transforma en ángel,
y si ya tu mal logró
burlase de ti;
pero cerca está Jesús,
el pastor amante,
que con fiel solicitud
ven, te dice, a mí.