Unánimes junto a la cruz,
pedimos con fervor;
según tu dicho, o Jesús,
manda el consolador.
¡Oh! Manda otro pentecostés,
potente Salvador,
y con fuego otra vez
avívanos, Señor.
Cual vivo fuego o vendaval,
¡oh! Hazlo descender,
y en el alma de cada cual
tu templo, establecer.
Mediante fe y oración
el cielo abrirás,
el santo fuego harás bajar
y nos avivarás.
Destruye el egoísmo, así,
y quema todo mal;
ven, vivificamos aquí,
con fuego celestial.
¡oh! Haz temblar al pecador
como en pentecostés,
y vuelve al que perdió el valor
al gozo otra vez