Cordero santo, tú
que diste en la cruz
preciosa sangre, guíanos
con tu divina luz.
Llegará por la fe; la victoria y la gloria
gozaré en la patria celestial.
La senda muéstranos,
por la soledad,
de día nube sé, y luz
en la obscuridad.
El pan del cielo da,
las aguas haz correr
en el desierto árido,
tu grey a sostener.