Nuevas alegres para decirles
yo tengo ahora y éstas son:
que Jesucristo me ha salvado
desde que le pedí el perdón.
Y que también en patria mejor,
una morada prepara el Señor
para aquellos que determinen
su salvación aceptar.
Goces mundanos ya he dejado;
no quiero más tan falso placer.
Paz prometieron, mas engañaron,
no me pudieron satisfacer;
más bien estoy con mi Salvador
y al cielo voy gozando su amor;
y él me guarda día por día
en gozo y libertad.
No me importa lo que dijeren
los enemigos de mi Jesús:
he elegido el buen camino.
Voy a la gloria, reino de luz.
Luchas yo tengo siempre aquí,
pero descanso aguardo allí.
¡Oh, qué consuelo para mi alma
cuando me llame el Señor!