Cuando estés cansado y abatido,
dilo a Cristo, dilo a Cristo;
si te sientes débil y herido,
dilo a Cristo el Señor.
Dilo a Cristo, dilo a Cristo,
él es tu amigo más fiel:
no hay otro amigo como Cristo.
Dilo tan sólo a él.
Cuando estés de tentación cercado,
mira a Cristo, mira a Cristo;
cuando rujan huestes de pecado
mira a Cristo, el Señor.
Mira a Cristo, mira a Cristo,
él es tu amigo más fiel:
no hay otro amigo como Cristo.
Dilo tan sólo a él.
Si se apartan otros de la senda,
sigue a Cristo, sigue a Cristo;
cuando recrudece la contienda,
sigue a Cristo, el Señor.
Sigue a Cristo, sigue a Cristo,
él es tu amigo más fiel:
no hay otro amigo como Cristo.
Dilo tan sólo a él.
Cuando llegue la final jornada,
confía en Cristo, confía en Cristo;
te dará en el cielo franca entrada.
Confía en Cristo, el Señor.