Si estás tú triste, débil y angustiado;
si estás cansado ya de tu pecar,
oye a Jesús que dice hoy a tu lado:
“ven, pecador, te haré yo descansar”.
Sí, sí venid, Jesús refugio ofrece
al pecador, cansado de pecar;
oye su voz, no temas te desprecie:
“ven pecador, te haré yo descansar”.
¿Eres muy malo? ¿Tienes mil pecados?
Cristo perdona, oye su llamar:
vino a salvar a tristes y a malvados:
“ven, pecador, te haré yo descansar”.
Si aquí este mundo malo te aborrece,
te ama Jesús, ¿por qué ya más desear?
Amor eterno y puro hoy te ofrece:
“ven, pecador, te haré yo descansar”.
Sólo Jesús, sólo él puede salvarte,
no hay otro nombre a quien puedas clamar,
tranquilidad, paz, gozo quiere darte:
“ven, pecador, te haré yo descansar”.
Jesús te ofrece hogar donde él existe,
pues mil moradas fuese a preparar,
no le desprecies, óyele, él insiste:
“ven, pecador, te haré yo descansar”.