A preparadnos moradas
fuiste a la patria querida,
a gozar de tu hermosura
en tu segunda venida.
Heme aquí, Señor, te espero,
mi alma de anhelo henchida
a gozar de tu hermosura
en tu segunda venida.
De peligros y temores
esta mi alma combatida,
porque el tiempo cerca espera
de tu segunda venida.
Mientras lejos permaneces
mi alma de anhelo henchida
acerca, Señor, el día
de tu segunda venida.
Allá en las nubes viene
el autor de nuestras vidas
con sus santos y sus ángeles
en su segunda venida.