Caminando, caminando
por el mundo de dolor
dirigimos nuestros pasos
al palacio del Señor.
Vamos todos, vamos sí,
a vivir con el Señor,
adorando y alabando
para siempre al Salvador.
¡Oh, venid! y vuestras voces,
con las nuestras pronto unid,
pecadores, y el consuelo,
sempiterno recibid.
Caminando, caminando
sin mirar jamás atrás
obtendremos la corona
de la vida eternal.
Es estrecha nuestra senda,
mas, Jesús el Salvador
nos sostiene y nos alienta
con su gracia y con su amor.