Hay una fuente carmesí,
que mi Jesús abrió
muriendo en la cruz por mí,
do limpio quedo yo.
En el calvario él expió,
mi negra culpa ya;
y por la muerte que sufrió
la gloria me dará.
Después que yo su gran amor
en sus heridas vi,
en él confío con fervor
pues que murió por mí.
Y por tu mente en la cruz
en gloria celestial,
contigo allí, ¡oh, mi Jesús!
Seré yo inmortal.