El Señor Jesús está llamando.
¿Quién irá por mí a trabajar?
¿Quién a mí traerá a los que se pierden
y el camino les ha de enseñar?
Háblame, háblame
y tu voz yo presto acataré.
Háblame, ¡Oh, Señor!
Y tu voz yo presto acataré.
Cuando el trozo de carbón ardiente
al profeta fiel purificó;
al oír la voz que le llamaba
"¡mándame, Señor!", le respondió.
Hay millones que en pecado mueren,
escuchad su tétrico gemir;
acudid con tiempo a rescatarles.
¿Quién dirá "Señor, yo quiero ir"?
Pronto el tiempo de la siega pasa,
pronto iremos al celeste edén;
ojalá en aquel solemne día
él me diga: "hijo hiciste bien".