Pienso ahora en aquel reluciente hogar
do por siglos sin fin viviré;
en aquella mansión yo quiero ver brillar
la corona que Cristo me dé.
¡Oh! Que brillen allí como estrellas de luz
redimidos que a Cristo guié.
Cuando allá corona me entregue Jesús,
la corona que Cristo me dé.
Con la fuerza divina podré trabajar,
velaré, oraré sin cesar,
para Dios muchas almas espero ganar
y veré mi corona brillar.
¡Oh! Qué gozo en los cielos será para mí
joyas vivas para poner a sus pies,
recibiendo de él la corona que allí
resplandezca con gran brillantes.