Oh, Cristo mío,
eres tú mi amigo fiel;
seguro amparo
sólo en ti tendré,
y en mis aflicciones,
buen Jesús, a ti iré
y consuelo y dicha
me darás a mí.
Cristo, ven más cerca:
dame paz, gozo, perdón,
cerca, sí, más cerca
de mi corazón.
Cuando en la noche
vea yo estrellas mil,
tu voz divina
pueda mi alma oír.
Haz que yo medite
en tu tierno y dulce amor,
y que así te alabe
lleno de fervor.
Cuando esta vida
tenga yo que abandonar,
corona hermosa
tú me ceñirás;
y en tu dulce canto
tu bondad alabaré,
y en tu santa gloria
siempre moraré.