Es Jesucristo mi todo,
grato es cantar su loor,
¡oh! Cuán sublime e infinito
es su Divino amor.
Cuando me vio errabundo
cual hijo pródigo,
vino a buscarme y salvarme;
a su redil me llevó.
¡Cristo, Cristo! Tú eres mi Salvador
¡Cristo, Cristo! Tuyo seré Señor
te seguiré donde quieras
si tú guiándome vas
y al terminar mi carrera,
en gloria, veré tu faz.
Cristo es el lirio del valle,
la rosa es de sarón,
Cristo es el astro esplendente
la roca de salvación.
El es la fuente de la vida
y gozo eternal;
ya satisface mi alma
con el maná celestial.
Cristo nació en un pesebre;
la amarga copa bebió;
cual inocente cordero
en el calvario murió.
Resucitó de la tumba
y al cielo ascendió,
mas, pronto viene en gloria,
esta promesa nos dio.