Heraldos de Cristo, vuestra voz alzad
y al mundo perdido, gratas nuevas dad;
que por sus dolores en la cruenta cruz
paz y vida eterna, bríndales Jesús.
Heraldos de Cristo, nuestro nombre es
y las nuevas damos de Jesús el rey,
que ofrece a las almas grata salvación;
somos los heraldos de la redención.
De uno a otro polo óigase la voz
del grupo de heraldos del rey y Señor.
Dios, dando por Cristo al vil pecador
sentenciado a muerte, reconciliación.
Por la vía crucis que Jesús trazó
marchen los heraldos, del perdido, en pos,
corona de espinas el mundo le dio,
signo de desprecio, odio y de crueldad.
Pero los heraldos pronto han de dejar
este mundo ingrato, yendo a descansar,
cuando allá en su gloria diga Cristo el rey:
siéntate a mi lado, ven buen siervo y fiel.