Señor, tu viña es grande;
mas faltan los obreros,
la mies está madura
¿y quién la segará?
Yo siento tu llamado
que invita al mundo entero;
mas hoy pocos responden,
Señor, ¿por qué será?
Acaso tú comprendes
que pueda yo servirte
y obrar, según cual sea
tu santa voluntad.
Hoy mismo dejo todo,
lo dejo por servirte
y hacer lo que me mandes,
con toda libertad.
Ahora que mi vida
está limpia de pasiones,
y mi alma está serena
y quieto el corazón.
No sea que mañana
florezcan tentaciones
y pierda para siempre
tan dulce bendición.
Ocúpame al momento
ahora que soy joven;
mediante de tu gracia
y lleno de tu amor;
pues, temo que el empuje,
los años me lo roben
y quede, para siempre,
más falto de vigor.
Envíame donde quieras,
al monte, a la llanura,
al bosque impenetrable,
al desierto abrasador;
a los extensos valles
o cumbres de la altura;
pues todos necesitan
mensajes del Señor