Siempre hablamos del mundo dichoso,
de los goces que Dios nos dará,
del país halagüeño y hermoso;
mas, hallarnos allí, ¿qué será?
Siempre hablamos del triunfo y la gloria
que en los cielos sin fin reinará.
De los himnos de amor y victoria;
mas, hallarnos allí, ¿qué será?
Siempre hablamos del día esplendente
que en el santo país brillará;
de Jesús el cordero inocente;
mas hallarnos allí, ¿qué será?
Ni pecados, ni llanto, ni duelo,
ni pesares ninguno habrá
en la casa de Dios en el cielo;
mas hallarnos allí, ¿qué será?