Libertad, libertad, ¡Oh, qué es buena!
Es aquella que da el Salvador;
libertad a las almas perdidas,
libertad de la condenación.
Una vez era yo peregrino
cautivado en cadena de error;
mis pecados me tenían cautivo
a una eterna y sin fin perdición.
Libertad, libertad, ¡Oh, qué es buena!
Es aquella que da el Salvador;
libertad a las almas perdidas,
libertad de la condenación.