¡Qué Dios tan bondadoso!
Valor pues alma mía,
tú le verás un día
en su feliz mansión.
Un Dios, un Dios,
un Dios por galardón;
un Dios, un Dios,
un Dios por galardón.
De Dios es la sonrisa,
palabra tan sublime;
haz que por ti me anime
a entera conversión.
Me espera una corona
¡Oh! Qué dichosa suerte,
si sirvo hasta la muerte
a mi buen Salvador.
Es grande mi esperanza
¡Oh! Mundo cruel y necio;
qué importa tu desprecio
a mi fiel corazón.
Un Dios por galardón,
marchemos pues hermanos;
mostrémonos cristianos
de todo corazón.