Desde el día que acepté el evangelio,
para mí todo ha sido una alegría.
¡cuán precioso es el reino de los cielos;
si mil años son contados como un día!
Hoy empieza el banquete en esta tierra,
para el alma que ha aceptado al Señor,
ya no hay dolores ni miseria;
quien las quita, es Jesús el Salvador.
La presencia de su espíritu da gozo
y es gozo que conmueve el corazón,
busca a Cristo y saldrás victorioso;
en tus manos está la salvación.
Cada día doy un paso hacia delante,
implorando de Jesús el perdón;
de este modo saldré triunfante
y llegaré al trono del Señor.