Soy hijo de Dios.
Alaba al Señor,
él me rescató
por su gran amor.
Alabo al Cordero,
al Rey de Reyes,
él que venció al mundo
y todo lo puede.
Marchemos, hermanos,
todos unidos,
porque Cristo viene
a buscar a sus hijos.
Los que somos fieles
nos coronarán
y junto a su trono
allí nos pondrán.
Los que son infieles
aquí quedarán
y en su triste suerte
se lamentarán.
No amemos al mundo,
no amemos el mal,
amemos a Cristo
que es vida eternal.