Llegar quiero a la cima del collado
aunque tenga que sufrir dificultades,
el camino de vida aquí trazado
seguiré sin temor ni desmayar.
¡Oh! Mi Jesús dame valor cual fiel soldado,
tu senda dura, áspera, es mejor
que la senda que lleva al extraviado
a la muerte y eterna perdición.
Vine cargado con la culpa mía
de lejos, sin alivio a mi dolor,
mas en este lugar, ¡oh qué alegría,
mi solaz y mi dicha comenzó;
aquí cayó mi carga y su atadura
en este sitio santo yo sentí:
¡bendita cruz! ¡bendita sepultura!
Y más bendito el que murió por mí.
¡Oh! Qué triste puede ser una caída
mas Jesús a los suyos no abandona;
me ha guardado la vida del peligro
al merecer del triunfo la corona.
Qué aguas fluyen de este río cristalino,
para gozo y solaz del peregrino
¡qué verdes prados y pintadas flores
comunican al aire sus olores!
Con qué valor hoy has confesado
tu fe en Jesús con quien serás bendito,
mientras sufre el incrédulo obstinado
la pena que merece su delito.
Tu nombre por morir cual fiel soldado
con letras indelebles queda escrito;
irán al mundo y para el mundo mueres
gozarás eterna vida de placeres.