De Jesús el mandato tenemos
que hacia el mundo avancemos a dar
su evangelio veraz que es consuelo,
por el cual nos habrá de salvar.
Saludemos la nueva alborada
inundando las almas de amor
nos dará en su mansión estrellada
la promesa de un mundo mejor.
La dulzura de nuestras canciones
en cada alma se vaya a verter,
ofrezcamos los brazos piadosos
al hermano que veamos caer.
Ante nuestros dolores pongamos
la bondad, el amor, el deber
y aunque sepa morir el cristiano
deberá combatiendo caer.
Con las alas tendidas al viento
nuestras almas irán al ideal,
abrigando al desnudo y sediento,
la corona Jesús nos dará.