¡Oh, padre eterno!
¡Oh, padre amado!
Perdón te pido
por mis pecados,
¿de qué ha servido
que me hayas dado
hoy este tiempo,
si te he faltado?
¡Oh, padre eterno!
¡Oh, padre eterno!
Perdón te pido
por mis pecados.
Sé que merezco
tu desagrado,
y que al infierno
un paso he dado.
Mas, ¡oh, Dios mío!
Ve que soy barro:
ten de mis culpas
piedad, Dios santo.
Tú no permitas
Dios humanado,
que en adelante
more en pecado.
Ve que conozco
lo mal que he obrado,
sálvame, Cristo,
dame tu amparo.
Arrepentido
y a ti humillado,
perdón te pido,
perdón, Dios santo.
De hoy te prometo
odiar lo malo
y en tu camino
fijar los pasos.